PABLO ANTONIO TERAN, un hombre trabajador, conocido por su fuerte jopìo, un grito que lanzaba en medio de la hacienda para avisar a sus obreros para la hora del almuerzo, o la hora de la salida. Cuentan los amigos de Pablo Teràn, que de liquiliqui blanco en su mula saína, llegaba al "bolo" de Jimenes y en sus apuestas lanzaba las morocotas de oro por el medio de la pista.
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