
El día domingo 5 de Julio del año en curso, el caserío
Sabanita de la Parroquia La Candelaria, se vistió de gala reviviendo una tradición que se había perdido quince años atrás. Un hombre humilde, campesino, creyente, de nombre: José
María Colmenares Parra, oriundo de ese caserío llevó una promesa de
fè bolivariana por mas de setenta años, la misma consistía en que todos los 5 de julio de cada año. José organizaba un acto con motivo de honrar al Padre de la Patria Simón Bolívar, sacando un retrato del mismo desde su casa, acompañado de una escolta de bandera, y sus amigos y vecinos como:
Domiciano Gómez,
Lionzo Torres,
Venancio Gómez, Víctor Torres y subían hasta un sitio llamado “la piedra mesa” una piedra de forma cuadrada que se ubica en una ladera
aproximadamente a una altura de 1800
msnm. Al llegar a este histórico sitio, donde se sentó Bolívar cuando pasaba a la Batalla de
Niquitao en 1813, se colocaba el cuadro del Libertador, se cantaba el Himno Nacional, se izaba la bandera, colocaba un velón y se rezaba una oración. El 4 de diciembre de 1992 se nos fue físicamente José
María Colmenares Parra pero como decía el padre cantor
Ali Primera “Los que mueren por la vida, no deben llamarse muertos”, hoy sus restos reposan en el cementerio de
Guaitò casi en el olvido. Pero el 5 de julio pasado José
Maria surgió nuevamente convertido en pueblo, mas de 300 personas asistimos bajo el manto de un sol radiante, al caserío la
sabanita, Juan
Gómez, hizo el papel de José
María, acompañado de Jesús
Gómez, como artillero, de Carmen
Colmenarez con el retrato del viejo José
Maria, los docentes de la Escuela La
Sabanita:
Anderson Gómez y
Maholy Montilla, José
Gómez, Presidente del Banco Comunal, las docentes:
Yuleida Romero y
Yenny Mediomundo con su
ejèrcito de 90 alumnos y alumnas
representando el Liceo Bolivariano General "
Josè Rafael Montilla", Rafael Arroyo
representante de
Cafè Venezuela,
Elena Delgado Promotora Social entre otros. El tricolor Nacional y la bandera de nuestro estado
Lara flameaban de alegría con ráfagas de viento, en la cúspide de cóndores altivos y el estruendo de los fuegos
artificiales despertaba el gigante verde de esa hermosa montaña que encierra tantas maravillas y misterios. Observen algunas fotos de la actividad y saquen ustedes sus propias
conclusiones.
ALEXANDER ROMERO
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