Les voy a contar una historia que sucedió en Guaitó.
Un 23 de mayo del año 92.
Cuando el trueno en Chabasquen anunciaba un inviernón.
Pesó Rafael una vaca que llamaba cimarrón.
Para ver si hacia una plata y arreglar su situación.
Y llevar a recetar un muchacho barrigón.
Como le gustaba el trago, comprarse una caja e´ ron.
Todo el pueblo de Guaitó le aplaudió tal decisión.
Porque de seguro tenían cada quien un chicharrón.
La vaca no estaba flaca fue más la murmuración.
Ni tampoco estaba enferma de peste o de sarampión.
Lo que pasa es que en Guaitó la gente es mal intención.
A las cuatros de la mañana Rafél subió con la vaca.
Y a las cinco más o menos ya le había quitado el cuero.
La cola e gente llegaba de donde perucho hasta el pueblo.
A las seis de la mañana la gente empezó a llegar.
Del Hoyo y el Remolino, Camburito y Bucaral.
¡Aquí está la carne barata! gritaba Raúl Terán.
Rafél alegre y contento peló por una romana.
Le pesó setenta kilos a Ramona “La Pitoca”.
Cien kilo a Domingo Mena y las patas pa´ la Tóca.
Unos le pedían costilla, otros le pedían lagarto.
En eso llegó marriche con un saco y capotera.
Por diez kilos de espinazo y el hueso de la cadera.
Para hacerle un caldo a Calo que tenía una tarantera.
Hasta Virgilo Moreno en su macho cacaguero.
Como no quedaba carne se llevó también el cuero.
La carne que le quedaba se fiaron a Gustavo.
Así se acaba la vaca sin recoger un centavo.
Ahora es que viene lo bueno después que se la comieron
Cuando Rafel fue a cóbrales la carne que les había fiáo
Le decían mirá catire, voz si sos bien desgraciáo.
La carne que nos vendiste, nos tiene medio agitao.
Esa vaca estaba enferma, le fallaba el corazón.
Que tenía una pata tuerta, tenia peste de carbón.
Era más vieja que el diablo, más dura que San Ramón.
Pa no pagarle la carne, le formaron un brollón.
¡Más nunca! dijo Rafel, volveré a ser pesador.
Quebré como comerciante quien me manda de #&*"?#
De estar matando yo vacas en tiempo e meses de hambrón.
Saludos camaradas de guaitó, el compañero Rafael Arroyo no debe desanimarse y poner una bodega en el pueblo, siempre y cuando no lleguen a quitarle un fiao delante de mi primo Humberto Lucena, pues de seguro le sacaria otro pasquin, jajaja. De Humberto M Olivar M
ResponderEliminaracuerdate de guaitoito
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